Regando una flor marchita con lágrimas de un desconsolado.

Un día nació una hermosa flor
más bella que la rosa, más bella que un clavel,
nació en el inerte jardín de un pobre hombre
él sorprendido y alegre la cuido muy bien.

Obsequiársela esperaba algún día
a una dama que le robó su corazón,
obsequiarle la flor más hermosa 
desde entonces fue el anhelo que alimentó su ilusión.

Cuando la flor resplandecía un aura de belleza
el con delicadeza la decidió cortar,
era más bella que el mismo firmamento,
era tiempo en que la debería regalar.

Alegre y esperanzado fue hacia la mujer
y con cariño la hermosa flor le regaló,
ella quedó sorprendida de tal ternura y hermosura,
pero dudando de su bello gesto la rechazó.

Él se sintió destruido, 
al parecer en vano fue su dedicación.
De apoco se fue marchitando su alma
y a su vez lo hizo también aquella flor.

Ahora con sus lágrimas riega la flor marchita,
de que su belleza vuelva a brillar es afán,
Esclavo de una ilusión espera algún día
que la mujer agradecida su flor pueda aceptar.